jueves, 30 de mayo de 2013

NOVELAS DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA (4): CUENTOS NEGROS SOBERANOS de RAMÓN GARCÍA DOMÍNGUEZ

GARCÍA DOMÍNGUEZ, Ramón: Cuentos negros soberanos. (Plaza y Janés. Barcelona 1983. 157 páginas + 1 hoja).
   La independencia de Guinea Ecuatorial resultó traumática. El gobierno colonial permitió, entre otras cosas por las diferencias entre ministros sobre cómo llevar el asunto, que un paranoico llegara al poder. Era el peor candidato y el más opuesto a España, con un discurso  anticolonialista que le valió el ganar las elecciones. El gobierno franquista propició en Guinea que se celebraran elecciones libres y respetó el resultado, cosa que era imposible en la metrópoli. Imposición de la ONU, claro. La política que llevó a cabo Francisco Macías fue la de un dictador enloquecido, despótico y cruel que llevó a la muerte, el exilio o el ostracismo a miles de sus compatriotas. Terminó con la saneada economía del nuevo país y provocó la huida de los europeos. Es cierto que España no ayudó como prometió, pero la política antiespañola de Macías indujo a este incumplimiento. La crueldad, la violencia con la que el dictador trataba a su pueblo sumió al país en un régimen de terror y arbitrariedad y, si se me apura, genocidio.
   La independencia de Guinea y la salida de los españoles no ha sido tratado en la novela española ni en la guineoecuatoriana salvo pequeños apuntes y con la excepción de Donato NDongo (que merece comentario singular). En parte es debido a la confusión y desconocimiento de lo que pasó, al terror a contarlo de los que lo vivieron, el miedo a los que participaron y, por otra parte, a que el gobierno español lo clasificó como materia reservada hasta que murió Franco. Luego y poco a poco estos temas perdieron interés entre los españoles. Ahora Luz Gabás en su novela Palmeras en la nieve ha reflejado algunos de estos episodios. Y el resto queda reservado para el argumento de algún libro que en el futuro quiera volver a abordar el período sangriento que acabó con el golpe de estado dado por Teodoro Obiang, que por cierto fue novelado por Manuel Leguineche en La tribu (1980). Hay que exceptuar de este silencio un libro de cuentos publicado en 1983 por Ramón García Domínguez titulado Cuentos negros soberanos.
   Al morir Franco, y suprimirse la calificación de materia reservada, se publicaron en España algunos libros que abordaron este aspecto olvidado. Son obra de autores que vivieron la época en Guinea por motivos profesionales. Podemos citar:   Guinea. Materia reservada (1976) de Rafael Fernánez, Guinea-Macías la ley del silencio (1977. Edición de bolsillo de 1978) de Ramón García Domínguez, Malabo. Ruptura con Guinea (1977) de  Luis Carrascosa, Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial (1977)de  Donato Ndongo Bidyogo y, más tarde, el libro de Max Liniger-Goumaz: Guinée Équatoriale. De la dictature des colons à la dictature des colonels (1982).




   García Domínguez acudió a Guinea como profesor en 1970 y estuvo allí hasta 1972. Era uno más de los funcionarios y empleados españoles destinados a ayudar en la independencia del país y darle transición a la administración. A pesar de la buena fe, el trabajo se hizo imposible y tuvieron que regresar casi todos antes de lo esperado. El clima social iba dirigido contra los nuevos colonos que llegaban, la propaganda trataba de hacer ver que los naturales de Guinea se bastaban y sobraban para llevar a cabo el cambio de situación política. Pero, aún así, no fueron los españoles los que más sufrieron sino los propios guineanos contrarios al dictador. Y contrario podía ser cualquiera lo quisiere o no, por casualidad o por capricho, y se podía pasar de ser favorable a opositor sin motivo aparente.

   Cuentos negros soberanos es una colección de trece narraciones cortas en las que el autor describe las vivencias de su etapa en Guinea. Se inventa la República de Langa y la capital Santa Clara, pero es fácil adivinar que se está refiriendo a Guinea Ecuatorial. La escritura es cruda como lo fue la realidad y no se detiene en suavizar las situaciones. Desde el trato que los blancos daban a las mujeres indígenas, la arbitrariedad de los funcionarios, los caprichos excéntricos del nuevo presidente… Y, sobre todo, lo más cruel que fue el desprecio absoluto del dictador a los derechos humanos incluida la vida de las personas, el régimen de terror impuesto sobre los habitantes del país y el caos económico que llevó a pasar necesidades a la mayor parte de los ciudadanos destrozando todas las estructuras económicas y dejando a la nación si reservas y sin divisas. Hasta tal grado de locura llegó Francisco Macías que la única ley era su capricho y un grupo de fieles descerebrados eran los encargados de hacerla cumplir, con derecho a golpear, torturar, encarcelar o matar sin ninguna causa racional. Leer ahora este libro sigue produciendo una sensación de profunda desazón y, quizás, la pregunta de si todo aquello un fue evitable y quién fue el responsable de haberlo evitado.

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