viernes, 27 de diciembre de 2013

EL DÉDALO DE ABDELKRIM de MOHAMED BOUISSEF REKAB

BOUISSEF REKAB, Mohamed: El dédalo de Abdelkrim (Editorial Port Royal. Granada 2002. 216 páginas y 4 hojas).

   Bouissef se atrevió con una novela difícil. Sobre Abd el Krim se había escrito mucho pero siempre con un punto de vista española, crítico o patriótico.  Así que busco otro enfoque, una novela escrita desde el Rif con la mirada rifeña. Pero en español. La empresa era difícil y el autor, un serio profesor de español en la Universidad de Tetuán, debió dedicarle muchas horas de muchos días y limar su buen castellano hasta encontrar la forma definitiva. El autor es hijo de española y es bilingüe. En la novela El dédalo de Abdelkrim aborda una figura fascinante que, como es natural, tenía sus contradicciones. Como señala el título, el protagonista –empujado por un fulgurante éxito inicial, se colocó dentro de un laberinto en el que la salida era complicada. Las reflexiones del lector a tener del texto nos llevan a plantearnos algunas consideraciones sobre la naturaleza humana y las lecciones de la historia.

   La violencia se combate con violencia. Una vez instalada ninguno de los contendientes puede pedirle al otro que la abandone sino con la derrota. Y suele vencer el que tiene más fuerza, no el que tiene más razón. Aunque la razón no está nunca por completa de parte de nadie.  El cabecilla rifeño se enfrenta a sus amigos familiares –los españoles- y une a los enemigos tradicionales de tribu. Los compacta un sentimiento nacionalista y de independencia que creen apoyado por turcos y alemanes.
   El líder es un líder guerrero. Sería muy difícil continuar la alianza rifeña y yeblí sino tuvieran un enemigo común enfrente. ¿Iba a poder mantenerse un estado rifeño con el liderazgo exclusivo de una de las cabilas (Beni Urriaguel)? ¿O llegarían a un pacto que nunca tuvo lugar en la historia anterior? ¿Era viable el emirato que fue soñando según se desarrollaba la lucha? Su condición de líder visionario le hacía ver que sí. La realidad fue mucho más tozuda y no le dio opción. Los hechos le empujaron, no podía vacilar, volverse atrás ni ceder un ápice porque entonces su liderazgo podría disolverse. Los españoles proponían pactos pero Mohamed uld Abdelkrim se encontraba en una difícil encrucijada: si aceptaba las condiciones españolas, demostraría debilidad y habría traicionado la palabra dada a los rifeños: liberar el Rif o morir en el empeño. Si no aceptaba seguiría en un engranaje bélico sin salida, cuyos resultados nadie podía predecir (pp. 123-124).
   Pasó él a proponer la paz a los españoles siempre que éstos aceptaran todas sus condiciones. Quizás Bouissef exagera al pensar que Primo de Rivera era un abandonacionista. Nunca lo fue desde que llegó al poder. Los compromisos internacionales de España no le permitían esa jugada porque quedaría eliminada en el contexto internacional. El tratado del Protectorado obligaba a Francia a ocupar la parte española si españa abandonaba. Ni Inglaterra ni Alemania lo iban a tolerar. España estaba obligada –y no sólo por orgullo o prestigio nacional- a ganar esa guerra contra tribus rebeldes. Abdelkrim se vio arrastrado por su propia fuerza desbocada a atacar a Francia en el sur y a guerrear contra Raisuni en el oeste. Quería la independencia del Rif, no podía contar con la solidaridad del Mazjén cherifiano. Eran muchos frentes apara su escaso poder. En algún momento se debió de dar cuenta de que no podría tener éxito. Abdelkrim admiraba al líder marroquí de la campaña de 1909 Amezian, cuando los Jatabi eran españolistas. Pero le faltaba la prudencia de éste. Por cierto, qué buena novela podría salir con la figura de Amezian de protagonista.
   El dédalo de Abdelkrim le llevaba a una sola salida, la derrota. Había organizado un sueño, pero fue más allá de lo que sus fuerzas permitían. Llevó a la lucha a su pueblo, a miles de rifeños al combate, a la muerte. Era mucho el enemigo como para derrotarlo definitivamente, la diferencia de fuerzas en 1921-26 era muy grande. Abdelkrim les prometió sacrificio: No puedo olvidar ni un solo momento que les prometí a los rifeños que lucharíamos hasta la victoria final o hasta la muerte… Y les he fallado (pp. 17-18). Pero él, a la postre, no se sacrificó. Aceptó el cómodo aunque alejado exilio donde llegó con su familia y dinero. Le faltó la épica de morir al frente de los suyos, de los que no pudieron exiliarse.  A partir de entonces, la figura del líder rifeño pierde grandeza. Se escapó en Egipto pero nunca regresó. Aceptó la presidencia del Istiqlal de Allal-el-Fasi, totalmente contrario a la independencia o autonomía rifeña. Y cayó en el olvido.
   Bouissef escribe una novela interesante, la mejor de las escritas por marroquíes en lengua española. Quizás confunda al lector con saltos temporales no bien clarificados en la lectura.


   El autor ha publicado recientemente Las inocentes oquedades de Tetuán (Alcalá grupo editorial. Jaén 2010. 333 páginas) un interesante retablo con saltos en el tiempo, que muestra la convivencia tetuaní en los primeros años de la independencia y que trae recuerdos El Cairo de Naguib Mahfouz. 

jueves, 19 de diciembre de 2013

MARRUECOS EN LA NOVELA POPULAR ( Y 2)

Mucho más populares, de menor calidad pero con gran número de lectores, eran las colecciones por entregas que mantenían enganchado al público con artificios extraordinarios, en parte aprendidos de los folletinistas clásicos, para que el final del capítulo dejara la intriga hasta la semana siguiente. Las historias sencillas llegaban a un público que no exigía complicaciones pero que quería distinguir claramente desde el principio entre buenos y malos. La identificación del lector con el héroe abnegado, sacrificado y lleno de virtudes heroicas era condición imprescindible. Entre estas colecciones hay algunas dedicadas a las guerras marruecas, con la inevitable estéreotipicidad de personajes inigualables: Héroes españoles y malvados musulmanes. Entre estas series, podemos citar:
ANÓNIMO: Los héroes del Rif ¡Viva España! ( s.l. s.f. 13 fascículos. 208 páginas)
-          Raúl de Velasco. Aventuras de un legionario (Publicaciones Mundial. Barcelona 192? 24 fascículos. 192 páginas).

-          Aventuras de un legionario (Ediciones Alfa. Madrid 1921? 16 fascículos de 12 páginas cada uno).
- El pequeño legionario. Aventuras patrióticas de un muchacho español (Barcelona 1922?. Núñez y Cía. 20 fascículos de 8 páginas. Ilustraciones de A. Mestre.



CRUZ, Ferrán: Marruecos. Cautiverio de un soldado español (Imprenta La Ibérica. Barcelona 1922? 16 fascículos de 16 páginas cada uno).

GALÁN, Rafael: Los cautivos de África (s. l. s. a. 3.768 páginas).

OSSATTI, AntonioEl soldado desconocido (Miguel Albero editor. Madrid 1927-28. Fascículos encuadernados en tres tomos de 1151, 1972 y 1358 páginas).

ANÓNIMO: Un boy-scout en Marruecos (J. Sanxo editor. Barcelona 1932. 32 cuadernillos. Ilustrado).

HIDALGO DEL CASTILLO, J.: Tararí. El valiente cornetín (El Gato Negro. Barcelona 1931. 20 entregas. 120 páginas).
F

jueves, 12 de diciembre de 2013

MARRUECOS EN LA NOVELA POPULAR (1)

Si, como ya comenté en otra entrada, hubo una novela popular dedicada a las mujeres de la España de posguerra, también existió otro tipo de novela de consumo de quiosco más bien dedicada al público masculino. Estas categorías hay que tomarlas con cierta distancia. Lectores tuvieron muchos y ambos sexos. La novela popular estaba entre la novela de aventuras y el pulp y las más célebres y vendidas eran las del oeste. Pero también existían de misterio o policíacas, bélicas, de ciencia-ficción, eróticas y todo cuanto saliera de la imaginación de autores a sueldo (algunos muy célebres). Estos escritores de encargo, auténticos artesanos de la literatura, eran muy prolíficos y conocían bien las técnicas de mantener entretenido al lector tocando los gustos de la época. Solían presentarse con portadas muy atractivas, dibujos coloreados que llamaban la atención.
   Sin querer ser exhaustivo, porque para ello necesitaríamos una profunda revisión de todas las colecciones editadas y de todos los autores (que solían usar seudónimo), se puede reseñar, como muestra, las siguientes:
ANÓNIMO: El Ejército en Melilla (Episodios célebres de España. Imprenta de A. Marzo. Madrid s.a. 48 páginas).

FONTCUBERTA, Manuel: Moros y Cristianos (Librería Salesiana. Lecturas Católicas nº 380. Barcelona 1926. 91 páginas).

PUGA, Eladio: El explorador del Rif (Imprenta Mercantil. León 1931. 48 páginas).

VEGA, José Antonio de: Isla en el mar de arena (La Novela del Sábado nº 14. Madrid 1940. 42 páginas. Portada e ilustraciones de Cobos).

GÓNGORA, Manuel de: La canción de Aixa (Editorial Alas. Biblioteca Films Nacional nº 3. Madrid 1940. 72 páginas).

GRAJALES, María del Pilar: Reflejos de luna mora (Ediciones Betis. Serie Trébol nº 63. Sevilla 1946. 190 páginas. Portada de Juve).

FARTÓ DE FONSECA, Ángel: ¡A mí La Legión! (Ediciones Safari. Colección La Gesta Heroica nº 2. Madrid s.f. 127 páginas. Portada e ilustraciones de A. Leal).

BARCO, Gustavo del: Sahra (Ediciones Betis. Biblioteca Rocío nº 74. Sevilla- Barcelona 1945. 80 páginas. Portada de Viera).

-          Quince segundos después (Ediciones Betis. Serie Trébol nº 5. Sevilla- Barcelona 1941. 215 páginas).


ESCALANTE, Mercedes: Una aventura en Tánger (Ediciones Betis. serie Trébol nº 125. Barcelona 1955. 127 páginas).

HEREDIA, Pedro: Zoco hotel (Editorial Jano. Barcelona 1956. 180 páginas).

MANZ, Alf ( Alfredo Rubio Manzanares): Tánger (Ed. Rollán. Madrid 1953? 152 páginas; Ed. Tesoro. Madrid 1966. 128 páginas; Ed. Andina. 1984. 96 páginas).





jueves, 5 de diciembre de 2013

MOHAMED SIBARI

SIBARI, Mohamed:  - El caballo (Éditions Marocaines et Internationales. Tánger/ Rabat 1993. 163 páginas. Prólogo de Abdelaziz Chahbar).
-          Regulares de Larache (Éditions Marocaines et Internationales. Tánger 1994. 94 páginas. Prólogo de Josechu Bengoa Barrenechea).
-          Judería de Tetuán (Éditions Marocaines et Internationales. Tánger 1995. 82 páginas. Prólogo de Omar Benabud).
-          Relatos de las Hespérides (Editorial La La Menana. Tánger 1995. 85 páginas. Prólogo de Rafael Aguilera).
-          La rosa de Xauen (Éditions Marocaines et Internationales. Tánger 1996. 84 páginas. Prólogo de Rafael Carratalá Ballester).
-          Cuentos de Larache
-          Sidi Baba (Editorial La La Menana. Tánger 1999. 94 páginas).
-          El babuchazo (AEMLE. AECI. Tanger 2005. 101 páginas. Prólogo de Sergio Barce).
-          De Larache al cielo (Editorial La La Menana. Tánger 2006. 98 páginas).

Ha llegado la noticia de la muerte de Mohamed Sibari. Su amena conversación en los salones de la Casa de España de su ciudad natal, Larache, se apaga para siempre. Se extingue una de las voces más importante de la literatura en lengua española en Marruecos, una empresa romántica de autores marroquíes que se empeñan en que nuestro idioma no se pierda en el norte de aquél país. Sibari fue uno de los pioneros de la empresa y el autor más prolífico. De este grupo de autores se puede saber más consultando los libros que hablan de ellos y que son, además, antología de sus obras:
 CHAKOR, Mohamed y MACÍAS, Sergio: Literatura marroquí en lengua castellana (Magalia. Madrid 1996)
CEREZALES, Marta; MORETA, Miguel Ángel y SILVA, Lorenzo: La puerta de los vientos. Narradores marroquíes contemporáneos. (Destino. Barcelona 2004).
PÉREZ BELTRÁN, Carmelo: Entre las dos orillas (Universidad de Granada 2007)
GAHETE, Manuel; LIMANI, Abdellatif; MGARA, Ahmed M.; SARIÁ, José y TAZI, Aziz: Calle de agua (Sial. Madrid 2008).














Sibari fue funcionario de la Administración española en el Protectorado, y después del gobierno marroquí tras la independencia. En su página web podemos encontrar detalles de su historia personal: http://mohamed-sibari.fr-bb.com/ .Su obra está llena de referencias coloniales y de conceptos españoles dentro de lo castizo marroquí. Son relatos sencillos llenos de ternura y humor, en un ambiente costumbrista de una época pasada. Tienen un poso autobiográfico porque sus escenas recuerdan la época que vivió. En 1993 publicó El caballo, una historia de amor triple de un empleado de la Compañía Agrícola del Lucus. En 1994 dio a la luz la novela cortas: Regulares de Larache, quizás la de más clara significación colonial por su descripción de la vida entre Beni Arós y Larache los últimos tiempos del Protectorado. Seguirían Judería de Tetuán (1995) donde las relaciones hispano-marroquíes se trasladan a la capital de la zona, La rosa de Xauen (1996) en la que abandona la etapa colonial y se centra en el problema de la emigración y que fue traducida al francés. Siguió Sidi Baba (1999) en la que ya no aparece la etapa colonial.  Los encuentros y desencuentros entre Raisuni y Silvestre los recogió en De Larache al cielo (2006). También escribió cuentos: Relatos de las Hespérides (1995), Cuentos de Larache (1998), Relatos del hamman (2001), Pinchitos y divorcios (2002) y El babuchazo (2005). Y es autor de algunos poemarios.





lunes, 2 de diciembre de 2013

LA KÁBILA DE TZEN de CARLOS SANTIAGO

SANTIAGO, Carlos: La Kábila de Tzen (Ciudad Autónoma-UNED. Melilla 2010. 329 páginas; 2ª edición. Consejerías. Ceuta-Melilla 2013. 327 páginas. Ilustrada).
   La novela de Carlos Santiago es sorprendente. La acción se sitúa en dos planos temporales distintos. Uno hacia 1909 en Melilla y otro en 194…  en la cabila de Tzen (lugar imaginario pero fácilmente identificable con las de la orilla oeste del río Kert). La novela se desarrolla con un ritmo sorprendente que enlaza acontecimientos cotidianos con la intriga criminal. El lector queda enganchado en un relato bien escrito que rebosa un fino humor.
   El autor, periodista melillense dedicado a tareas de publicidad, escribe una historia de gran viveza, con rápidos cambios de ritmo y lleno de sorpresas. Es un libro que atrapa. Sugestivo. A veces las buenas novelas se publican en editoriales pequeñas o institucionales (como es el caso), y no tienen el marketing necesario para ser populares. Internet ha facilitado mucho el conocimiento y la búsqueda pero –como ya he dicho en otras ocasiones- en muchos casos se quedan como libros para especialistas.
   La parte de acción situada en 1921 recrea la vida en la ficticia cabila en los preparativos de la guerra contra los españoles. La originalidad es que el autor no se encorseta con la reconstrucción histórica fidelísima sino que deja vagar la imaginación introduciendo situaciones chocantes, graciosas o ridículas sin que esto suponga menospreciar a los rifeños sino colocarlos en un plano de realismo mágico que tanto recuerda a los maestros sudamericanos. Sus cabileños son entrañables, viven en la tradición de un mundo aislado. El mismo humor, al que no le falta acidez cuando es necesario, lo emplea para describir los campamentos españoles. A veces, el sarcasmo recuerda El sitio de Krishnapur de Forester; otras veces la angustia del fugado nos lleva a Sender. Los personajes se mueven con sus miserias, sus miedos, sus ambiciones pero sin aspavientos falsos ni heroísmos exagerados. Hay una situación de desesperación pero no falta el humor. En la peor de las circunstancias hay un resquicio para la sorpresa.

   Carlos Santiago quiere mezclar las historias de moros y cristianos, de rifeños y españoles, de ambos bandos. Su novela se sustenta en el entrelazado de las vidas paralelas de unos y otros. En las historias conectadas con la diferencia de 20 años. En el azar de la vida que lleva a los personajes de uno a otro bando. En la complicación de las gentes sencillas en tiempos revueltos.
  Si los extraños habitantes de Tzen se ven envueltos en las guerras coloniales también los extraños soldados españoles llegaron a dónde no les llamaron y para misiones que les eran ajenas y difíciles. En este laberinto de incomprensiones flota la ternura de la vida cotidiana y la lucha por la subsistencia. Tiene además la virtud de estar bien resuelta en un final sorprendente y lógico.

   La kábila de Tzen es una de las mejores novelas de asunto colonial que se ha publicado en los últimos tiempos y merece ser leída con la atención de los buenos libros.