viernes, 15 de enero de 2016

UNA NOVELA SOBRE LOS PRIMEROS TIEMPOS EN CABO JUBY: LA MEHAL-LA de NIKO ROA CILLA.

ROA CILLA, Niko: La Mehal-la (De Librum Tremens. Madrid 2015. 679 páginas).

   Roa ha tenido el olfato de recuperar para la novela un asunto muy olvidado en la historia de España en África: la ocupación de Ifni por Capaz en 1933. Y aprovecha el argumento principal para narrar las peripecias de la Mehal-la que lo acompañó y su estancia en Cabo Juby. La cesión a España del territorio de la antigua Santa Cruz de Mar Pequeña estaba reconocido por el sultán en el Tratado de Wad Ras de 1860. Pero el tratado no situaba el lugar, lo dejó a un acto convenido posterior. El sultán fue retrasando la resolución, Francia no quería que españa ocupara una porción de su Protectorado y en españa no había mucho interés por posesiones africanas. Al final, el momento propicio fue en los años 1933 y 1934, cuando los franceses (que representaban al Estado de Marruecos protegido) y los españoles optaron por Sidi Ifni y su hinterland. Como se trataba de concretar una cesión de soberanía, no podía hacer por un acto violento equivalente a la conquista, y hubo que pactar con los habitantes del lugar. Y, para culminar el procedimiento paccionado y con intervención del sultán, se utilizaron las tropas jalifianas representadas en la Mehal-la tetuaní. La narración de algunos de estos hechos se basa en el informe del general Asensio Torrado que el autor encontró entre los papeles de García Figueras. Después se documento bien y largo sobre los hechos. Y, por último, creó personajes de ficción para contraponerlos a los reales. El resultado es una larga novela-reportaje, muy minuciosa en detalles en detrimento de la acción, perfectamente válida para conocer cómo se vivió en el desierto español, entretenida y llena de sorpresas. No es una novela de acción, de aventuras o de intriga bélica; es una novela de situaciones militares que el autor conoce bien. No sólo por la investigación previa, sino que al ser hijo de militar –y haber llegado a cabo de La legión en la mili- conoce el vocabulario, la mecánica cuartelera y los entresijos de la vida castrense.

    Los hechos históricos son reales aunque los detalles sean ficticios. Tampoco son reales los principales personajes. El teniente Fabián Gálvez, que al comienzo de la novela era general y visitó a Asensio en Nueva York, es una mezcla de Capaz, Gándara, Río de Oro, Bullón, Guarner, Clemente Mulero y otros pioneros de las Tropas Nómadas españolas. De todos toma el novelista. Pero su contraprotagonista, el neurótico y arbitrario capitán Canle también tiene algo de todos ellos cuando su parte negativa no aflora.

   Según se avanza en la lectura, la ficción elimina a lo histórico. El autor continúa con su importante labor de reconstrucción de la vida colonial en Cabo Juby, y recrea con especial detalle las circunstancias de la vida militar en la reducida guarnición africana. Pero la locura (tal vez producido por el cafard tan querido por los escritores africanistas franceses) de Canle, locura obsesiva provocada también por los celos y que le lleva a un duro castigo a los miembros de la mehal-la olvidada. Esta parte ficticia, conclusión del viaje que se inició en Tetuán, es lo que hace al libro más novela y donde el autor demuestra su habilidad para describir el cambio en la personalidad del militar. Concluye con un final bien resuelto.
Niko Roa

   En todo caso, el libro merece ser recomendado por su investigación de la situación en un lugar y una época casi olvidada.

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